Vuelvo con este post, al Blog que había empezado en DGUION, la Escuela Superior Internacional Online del Guión, que ya no está activa. Lo retomo con una reflexión sobre el espacio. Me refiero a la idea de espacio que nos transmite nuestra mente y que nos permite situarnos tanto a nosotros mismos, como a todo lo demás. Me refiero al espacio-tierra, no al espacio-cósmico. El espacio-tierra es ese lugar que para los que llevamos gafas , se puede transformar cuando nos las quitamos, en cualquier otra cosa diferente de lo que pudiera ser. 🙂
Todo empieza con una conversación sobre un guión para un documental que va a realizar una amiga, una mujer joven, gran aficionada al fútbol, sobre éste mismo deporte. Durante la discusión cité el consejo que nos da a las mujeres, Camille Paglia («Sexual Personae»), sobre lo bueno que es para nosotras entender el fútbol para poder comprender el mundo en el que vivimos, hecho a imagen y a semejanza de la mente masculina o la mirada de Apolo como ella lo define. La mirada de Apolo o la visión que coloca y otorga a las cosas y a las personas «su» lugar.
Acostumbradas como hemos estado hasta hace bien poco, a la “mirada sometida”, desde los Burkas hasta el abanico, es nuevo para nosotras, las que vivimos en el “primer mundo”, el mirar con la cabeza alta y directamente a las cosas y a las personas. Eso de tener la mirada libre es históricamente reciente para las mujeres y no tan sólo nos fascina sino que a veces todavía nos intimida. Quizás está es la razón de la inseguridad, la sensación de transgresión, en definitiva, que todavía algunas podemos sentir cuando nos dedicamos a actividades relacionadas con la mirada de Apolo: el cine, la fotografía, el Ilusionismo, el fútbol o los deportes en general… por ejemplo.
El neurocientífico Daniel Wolpert (citado en un post antiguo) https://www.youtube.com/watch?v=7s0CpRfyYp8 nos dice como el cerebro se desarrolla para detectar el movimiento. Y esta capacidad de percibir el movimiento es la que se necesita para el fútbol, por ejemplo. La capacidad no tan sólo de percibir el movimiento sino también de “preverlo”, de tal manera que el jugador viendo por dónde se moverá el contrario y consciente de la secuencia del movimiento, anticipe el lugar concreto donde la inercia del jugador dejará un espacio vacío, libre, por el que colarse.
De una manera similar los magos ilusionistas prevén donde te va a llevar la mirada y también “cuelan” su jugada por ese hueco, sabiendo que tu cerebro ha anticipado un movimiento que no existe y te ha dejado “ciego” al movimiento real.
El espacio adquiere forma cuando somos capaces de percibir el vacío.
El silencio, la pausa, da forma al texto dramático, al guión.